MUERTE DE UN ICONO

Españoles, KNUT ha muerto. Esta bien podría ser la cabecera de un telediario patrio en el supuesto que el archiconocido osito polar berlinés, hubiera recalado en su día en un zoológico español. Pero no fue así, y hoy sus correligionarios teutones lloran su pérdida y la de un icono que más allá de las tiernas imágenes, les ha dejado sin duda un jugoso legado de millones de Euros. Alemania ha sabido rentabilizar el filón del "icono animal" en poco tiempo, acordaros del pasado verano con el "pitoniso" PULPO PAUL, que a la par que el plantígrado, dejó con su efímera existencia un buen puñado de rentas, o que decir de la entrañable zarigüeya vizca HEIDI pariente no muy lejano de nuestro laureado director de cine F.TRUEBA. Y es que ya se sabe que en una sociedad como la nuestra tan marcada por el fenómeno ICONO, tonto es el que no sabe rentabilizarlo y sacar tajada, y más tonto parece el que no se tiña del estilismo y hábitos de dicho icono, con lo cual el círculo se cierra. Dejando de lado estos lucrativos detalles, el debate sigue siendo el mismo de siempre; ¿tiene el icono asociada por defecto la virtud del mártir? Yo creo que sí, y más si el icono es animal. Sólo falta echar un vistazo a nuestro alrededor para darse cuenta que el animal, ficticio o real, siempre es sacado de su medio natural para ser exhibido y prostituido mediaticamente, privándole del derecho de libertad y exprimiéndolo cual esclavo de su propio mito (king-kong, la orca Ulises, Copito de nieve, Belén Esteban, etc.). Sin ir más lejos el pobre knut era el icono de la protección del oso polar de Canadá, mártir de la causa de su especie. Lo que yo decía, menuda paradoja. 
En fin, que Knut descanse en paz ahora que realmente puede hacerlo, que a los huérfanos de iconos siempre nos quedará TELECINCO.